Mucho de nosotros durante 2020 comenzamos a mirarnos hacia dentro después de comprobar que la tranquilidad que tanto buscamos no está ni viene del exterior, si no del trabajo interno que cada uno puede realizar, nadie nos puede decir cómo actuar, quién ser, como pensar o cómo sentir, menos durante las épocas de crisis.
Sin embargo, la pandemia no obligó a mirarnos hacia dentro en busca de la madurez y la fuerza que encontramos fácilmente cuando dejamos de lado la búsqueda constante de la aprobación de los otros o de la sociedad. La fantástica sensación de poder escuchar nuestro propio sonido por encima de todo el ruido que generan nuestras preocupaciones, es maravillosa. Cuando dejamos de ser sólo un receptor de Señales exteriores y pasamos a emitir nuestras señales positivas nos transformamos en creadores. Cuando miramos nuestra alma cuando miramos nuestra alma escuchamos y percibimos nuestro entorno de forma pacífica y por sobre todo comenzamos de nuevo a mirarnos con la misma paciencia que miramos a los otros nos sentimos realizados.
Soy Bernardo Javalquinto conversemos.